Fanfic: Host Girl [1/11]
Apr. 4th, 2010 05:55 pm![[identity profile]](https://www.dreamwidth.org/img/silk/identity/openid.png)
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Título: Host Girl [1/11]
Autor: darxina (Ness)
Público: PG -13
Pareja: Masuda/Tegoshi
Género: Romance, Drama
Resumen: Masuda prefiere evitar a las chicas, pero cuando conoce a Yuko en un Host Club, todo cambia. Lo que no sabe es que “ella” oculta un secreto que nunca hubiese imaginado...
Notas: Éste es mi primer fic, inspirado en el primer cap de Yamanade (con la misma Yuko de mi avatar) y en un sueño que tuve hace poco. De momento es light pero en el futuro habrá lemon asegurado xD
Masuda era un chico muy activo y trabajador, y todos sus amigos le admiraban por ello. No sólo eran sus cualidades las que le hacían destacar, sino su encanto y su sonrisa, esa capacidad de estar todo el día alegre pasara lo que pasara. Pero había algo que quizá ellos no sabían. Masuda no era bueno con las relaciones. Y aunque era muy tímido y nunca solía dar el primer paso, aquella vez lo intentó con la chica que le gustaba.
En principio no era experto en esas cosas, ya que desde pequeño había estudiado en un colegio para chicos y nunca había podido experimentar el primer amor en aquella época. Pero por fin, en su trabajo pudo conocer a alguien que despertó esos sentimientos tan maravillosos en él.
Solían ir a comer juntos algunas veces y compartían algunos gustos. En realidad eran muy buenos amigos, y eso era lo que todo el mundo pensaba. Pero para él, ella siempre fue algo más.
Sólo para él.
“Yo... no puedo verte como algo más que un amigo... además, estoy saliendo con otra persona, lo siento...” esas fueron las palabras más dolorosas que Masuda había escuchado nunca.
Después de cuatro meses, aún tenía el recuerdo amargo de aquel día cuando fue rechazado. Y después de aquello, se prometió a sí mismo que no volvería a enamorarse . Aquella vez había sufrido mucho, porque todas sus esperanzas e ilusiones por conocer el amor se vinieron abajo, y más doloroso fue cuando se enteró de que aquella chica iba a casarse con Yamashita, uno de sus compañeros de trabajo. Con el corazón en un puño se acercó a ella y la felicitó, pero cuando ella lo abrazó, lo entendió de verdad.
Para ella, no había sido más que un simple amigo.
Y a veces creía que esa era la imagen que tenían los demás de él. Era triste que las chicas sólo se interesaran por sus amigos, pero ninguna por él. Sólo lo veían la mejor persona en la que uno podría confiar. Alegre, cercano, comprensivo, y a veces infantil, eso era lo que ellas pensaban del chico.
¿Realmente era malo ser así?
Vivía solo en un apartamento cerca del supermercado y del gimnasio, que era su lugar de trabajo. Los dos sitios que más frecuentaba. Sólo tenía 23 años, y a pesar de no haber podido entrar a ninguna universidad, había conseguido su sueño, un trabajo como entrenador físico y profesor de baile. Aquello le encantaba y le llegaba para sobrevivir, incluso le sobraba. Se sentía a gusto teniendo alumnos que se esforzaban al máximo. Además era imposible para él crear una fachada ante ellos y sus compañeros, porque todo lo que hacía lo hacía con naturalidad, y quizá por eso todos le tenían mucho cariño.
Muchas veces terminaba tarde de trabajar, cuando ya había oscurecido, y hoy, como muchas de esas veces sus compañeros de trabajo le invitaron a tomar algo.
“Venga, Masuda... tenemos que celebrar la despedida de soltero de Yamashita” le dijo uno de sus mejores amigos y a la vez compañero de trabajo, Koyama, agarrándolo por el brazo.
“No... estoy cansado, prefiero ir a casa” mintió para que le dejara, aunque esta vez lo veía díficil. Aunque al principio consideró a Yamashita como su rival en el amor, al final se hicieron buenos amigos y por eso ahora en parte no quería decepcionarle.
“¡No seas aguafiestas, Yamashita y Nishikido quieren que vayas, si no será muy aburrido! ¡además seguro que conocemos algunas chicas guapas!”. El tonó con el que dijo aquella frase no le agradó nada. Esa era la parte que menos le gustaba de todo. La verdadera razón por la que no quería ir con ellos.
Las mujeres.
No era miedo, pero no sabía bien cómo actuar ante ellas. Se comportaría con inseguridad. No sería capaz de hablar con ninguna y parecería un idiota.
Pero ya era demasiado tarde. Al final Koyama insistió sin soltarle y se dejó llevar allá donde ellos quisieran. Se dijo a sí mismo que tendría que aguantar y pasar desapercibido y llegó a pensar que quizá no lo pasaría tan mal. Pero enseguida cambió de idea.
“¿Un Host Club?” dijo mirando perplejo el local. Al principio se quedó paralizado en la entrada mientras Koyama le animaba. “¡Vamos Masuda~! ¡¿es que nunca antes habías entrado a un Host?!”
En realidad nunca lo había hecho.
Asintió inseguro y siguió a sus compañeros. La chica de la entrada era muy guapa. Les dedicaba sonrisas a todos mientras pasaban como si de un robot se tratara. Aquel ambiente no era muy cómodo para él, y lo supo nada más entrar. Estaba lleno de mujeres guapísimas vestidas con trajes de noche. A veces había tres con un mismo hombre, abrazadas a él sin importar lo que pudieran pensar o decir los demás.
“¡Vamos a sentarnos allí!” la voz de Koyama fue lo único que le despertó de esa constante tensión e incredulidad. Se sentaron los cuatro alrededor de una mesa de cristal con sofás de terciopelo rojo. Todos estaban emocionados comentando lo guapas que eran y eligiendo con la mirada a las chicas que estaban allí esperando a atender a sus clientes. Masuda no participaba en esa conversación, se dedicaba exclusivamente a observar. No deseaba meterse en ese tema y menos que se le acercaran esas chicas, porque no sabría cómo reaccionar.
Al cabo de unos pocos segundos, tres chicas en grupo se acercaron a ellos. En parte suspiró aliviado al ver que sólo eran tres. Amablemente rechazó la compañía de una de ellas para que fuera con otro de sus amigos, y así quedarse él libre de problemas.
Koyama le preguntó si estaba bien así, y él asintió moviendo la mano delante de su cabeza, asegurándole de que no tenía porqué preocuparse. Durante los primeros minutos se dedicó a mirar el local. Era lujoso, y la mayoría de las chicas que andaban por allí rozaban los 30, o eso le parecía. Los clientes solían ser hombres de 40 a 50 años, y aún no entendía porqué ellos estaban allí, si el más mayor de sus tres amigos no alcanzaba los 26.
Entre todo ese bullicio se fijó en alguien. Era una chica que estaba de pie, sola, mirando nerviosa a su alrededor, como si estuviera buscando a una persona. Parecía muy joven, de su edad más o menos, y llevaba un vestido rosa claro y su cabello recogido con una flor del mismo color que dejaba que su cabello cayera por uno de sus hombros. Masuda se dio cuenta de que estaba analizando ese tipo de detalles y seguidamente giró la cabeza para olvidarse de lo que había visto. Pero fue imposible, algo dentro de él le impulsó a volver a mirar. Esta vez un hombre mayor y bien vestido, que parecía el dueño del local, estaba hablando con ella, pero más que hablar parecía estar regañándola. Cuando terminaron de conversar su cara parecía triste. Masuda se siguió fijando en ella y no pudo evitar preocuparse, ¿preocuparse? pero, ¿ por qué?. La chica volvió a mirar a su alrededor con más detenimiento que antes, hasta que sin esperarlo, sus miradas se encontraron.
Y ella sonrió.
Masuda creyó que en ese momento se le había parado el corazón. Sintió su cara colorada y giró la cabeza con tal brusquedad que se hizo daño en el cuello. No podía ser, Masuda debía de estar soñando. Esa chica se había fijado en él, pero luego se dio cuenta de que ese era su trabajo. Al fin y al cabo era un chica de compañía...
“Buenas noches”
Masuda se sobresaltó despertando de sus pensamientos, a punto de gritar del susto cuando vio a aquella chica sentada a su lado. Su voz era suave y dulce, aunque un poco temblorosa, pero no había escuchado voz más hermosa en la vida.
“¡Oh...!” fue lo único que fue capaz de decir, mirando al suelo sin poder encontrarse de nuevo con su mirada.
Koyama prestó atención a la escena y le dio un golpecito en el hombro riéndose y diciéndole algo al oído “¡Idiota! ¿sólo vas a decirle eso? ¡es muy guapa! ¡dile algo, vamos!” Masuda volvió a mirarla notando cómo sus mejillas ardían, e intentó decir algo.
“Ho... hola...”
No le salían más palabras de la boca, estaba temblando. Ella era tan guapa que parecía una muñeca.
“¿Cómo te llamas?”
“Ma... Masuda...”
“Ah, ¿Massu?”
No atendió demasiado al mote que le había puesto, simplemente asintió sin enterarse de nada, fijándose únicamente en aquella hermosa y brillante sonrisa. Se quedó embobado con aquel rostro, y la promesa que se había hecho a sí mismo estaba a punto de romperse.
“¿Massu? ¡escuchad! ahora Masuda será Massu para todos xD” . Fue en ese momento cuando despertó de su sueño y le dijo a Koyama y a todos que dejaran de reírse. Pero ella se dio cuenta de lo que había provocado y aquella sonrisa desapareció de golpe.
“Ah, perdona, no te conozco y ya te he puesto un mote... lo siento...” dijo ella con voz seria y apagada.
“No... no pasa nada... en realidad... me gusta...”
“¿En serio? me alegro” y entonces volvió a dibujarse aquella sonrisa llena de luz en su cara.
En ese momento Masuda no pudo evitar sonreír. Era extraño pero el aura de aquella chica le hacía sentir bien. Aunque no sabía cómo actuar, ella parecía tranquila y no le presionaba como hacían las otras chicas. A veces Masuda se fijaba en sus movimientos. Al principio no hablaron mucho, pero ella no dejaba de mirar a sus compañeras, estudiando y analizando cada acción, hasta que Masuda se dio cuenta de que estaba tratando de imitarlas.
“¿Quieres una copa?” le dijo cogiendo una botella de champán.
Masuda asintió por no enrarecer el ambiente y se fijó en cómo vertía delicadamente el champán. Parecía algo nerviosa, pero no entendía porqué. Se suponía que esas chicas estaban acostumbradas a los hombres, que eran abiertas y lanzadas en todo lo que se proponían, pero ella parecía distinta.
Cuando le ofreció la copa, ésta resbaló de sus dedos y parte del champán se derramó en el pantalón de Masuda.
“Oh, no... ¡lo siento mucho!” exclamó preocupada. Ambos se pusieron nerviosos de verdad. La chica intentando arreglarlo con un pañuelo y él apartándola.
“¡No pasa nada! ¡no te preocupes! ya lo lavaré en casa...”
Las otras chicas que estaban con ellos en la mesa se rieron y con desprecio la llamaron "novata" unas cuantas veces. Aquello hizo que la sonrisa de su cara volviera a desaparecer. Solamente agachó la cabeza y se quedó callada, pero Masuda intentó animarla de alguna manera.
“¿Es tu primer día aquí?”
“¿Tanto se me nota?” sonrió forzadamente.
“¡No! no lo habría notado si ellas no te hubieran dicho eso” negó con la cabeza para intentar arreglarlo, pero no pareció servir de mucho.
“Yo... lo siento, seguramente te esté aburriendo...”
“¡Para nada!” dijo rápidamente, sin poder evitar ese tono de emoción en su voz.
En ese momento ella levantó la cabeza y le miró sonriendo levemente. Sus ojos brillaban a través del flequillo, quizá eran las luces, pero ese brillo era cautivador.
“Tú... eres diferente a los otros chicos. Por lo que acabo de hacer, otros hubieran avisado al jefe, y yo ya estaría despedida...”
“Yo no voy a decírselo a nadie... en realidad no ha sido nada grave” esta vez Masuda sonrió para demostrarle que no tenía la más mínima importancia. Y aquella sonrisa volvió a aparecer en ella.
“Gracias, Massu...”
*****
Fue alrededor de dos horas el tiempo que pasaron hablando, pero sólo hablando. Los demás se dedicaban a beber y a toquetear a las chicas, pero ellos dos sólo conversaban. Era interesante lo que ella le contaba. Sus aficiones eran un poco extrañas para una chica. Le gustaba mucho el fútbol, de hecho se sabía los nombres de los jugadores de memoria y le ponía mucho entusiasmo al tema. También le gustaba la música rock, y muchos otros gustos coincidían misteriosamente con los de Masuda. A veces tocaban temas que ella prefería evitar. Estaba seguro de que guardaba algo, un secreto que la destrozaba por dentro. Lo sabía porque aquella sonrisa desaparecía de golpe. De todas formas, cómo no la conocía lo suficiente prefirió dejarlo estar.
Al final de la noche, a Masuda le dio la impresión de que estaba hablando con un chico. Ya no tenía vergüenza ni se preocupaba por lo que pensara de él, sólo se sentía a gusto con su compañía. En parte sabía que estaba ayudándola con su trabajo. Ella no parecía estar intentando ligar con él, algo que ya se esperaba, y con aquella conversación tan amena la estaba librando del 99% de los viejos verdes que asistían a ese local. La compañía de Masuda era mucho más de lo que ella podía pedir, seguro.
Habían tenido mucha suerte, los dos.
Quizá estaba tan sumido en esa conversación con ella que no atendió a Koyama, Yamashita y Nishikido cuando le avisaron de que ya era hora de marchar.
Por primera vez no quería irse.
Les dijo que fueran saliendo, y luego empezó a despedirse de ella.
“Yo... tengo que irme ya...”
“¡Mm,” asintió “Ha sido un placer conocerte Massu, gracias por ayudarme en primera noche” le dijo mientras su mano rozaba el dorso de la suya.
Se puso colorado y ella volvió a sonreír apartando la mano delicadamente.
“Supongo que no volveré a verte más por aquí, ¿verdad?”
Sabía porqué le decía eso. Le había dicho que no le gustaban esos sitios, que era la primera vez que venía. La miró forzando una sonrisa y asintió. Ella volvió a sonreír, como si le pidiera con aquella sonrisa que volviera allí otro día.... para verla.
“¿Cómo te llamas?” preguntó después de levantarse.
“Yuko, Tegoshi Yuko”
Era la primera vez que conocía a una chica como ella. No tenía ni idea lo que sentía, pero desde luego era algo especial. Quería conocerla mejor, saber más de ella, ayudarla. No parecía estar pasándolo demasiado bien allí y por eso quería protegerla de alguna manera. Aunque le había dicho que era la primera vez que visitaba aquel sitio, él tenía claro que aquella no sería la última.
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No me gusta mucho como me ha quedado pero bueno, es mi primer fanfic, piedad!! >_<
Ya tengo terminado el 2º capitulo asi que lo posteare pronto =D
Los comentarios son ♥ =D
no subject
Date: 2010-04-20 07:46 pm (UTC)Así lo disfrutarás más! xDDD
Muchas gracias!! ♥